Compositores Clasicos


"Amigos, ahora algo importante que debemos conocer para librarnos de la oscura mediocridad y no caer en falta cuando te pregunten de los grandes interpretes del clasicísmo; pues, con este antecedente te invito a conocer nombres y biografías de algunos destacados compositores de la época; porsupuesto, los grandes maestros hicieron todo fácil para entender su música, teniendo ojos no quieres ver, teniendo oídos, no quieres oír, escucha el contenido y medita en lo profundo, sigue meditando; entonces, hallarás paz y armonía en el alma, el espíritu y todo tu ser.
Debo decirte, que algunas personas son sordas y no alcazan a identificar un sol sostenido de un natural.
¿Por qué...?
Porque simple y llanamente, jamás se ocuparon de lo que no necesitan; pues, al oír esporadicamente el éter de la música clásica, facilmente entenderás a los hombres su escencia y su contenido, luego alcanzarás sabiduría de sobra e interpretarás fácilmente toda obra de arte.
Suerte con tus consultas y conocimientos."



JOHAN SEBASTIAN BACH


Nació en Eisenach, Alemania, el 21 de marzo de 1685, formando parte de una familia turingia en la que muchos de sus miembros fueron músicos. El patriarca de esta familia fue Veit Bach, muerto en 1615 y el último de los nietos de Juan Sebastián, Wilhelm Friederich, maestro de capilla en la corte de Berlín, murió en 1846. Fueron padres de Juan Sebastián, Juan Ambrosio Bach y Elizabeth Lämberhirt; se educó en un medio familiar musical extraordinario, donde todo concurría a estimular sus poderosas facultades; célebres eran las reuniones de toda la familia Bach, en las que todos los componentes, eran relevantes músicos ya sea tocando o componiendo. Quedó huérfano de madre a los nueve años, y un año más tarde moría su padre, por lo que hubo de ir a vivir con su hermano mayor, Juan Cristóbal, que desempeñaba el cargo de organista en Ohrdruf, y con quien continuó sus estudios. Su pasión por la música era manifiesta; se cuenta que, en esta época, habiéndose rehusado su hermano a prestarle un libro que contenía piezas de Fröberger, Kerl y Pachelbel, se apoderó de él a escondidas y lo copió a la luz de la luna durante seis meses; se agrega que cuando ya había avanzado bastante en esta labor, fue descubierto por su propio hermano, quien, en un momento de ira, por la desobediencia del niño, destruyó el manuscrito llenando de desolación el corazón del pequeño Juan.
A los quince años entró en la escuela de S. Miguel, en Lüneburgo, quizás recomendado por su maestro Elías Herder, y en atención a su dedicación a la música y asu excepcional voz de soprano en este lugar permaneció ters años, llegando a desempeñar el cargo de "Prefecto de los niños del Coro", y teniendo en ocasiones, oportunidad de actuar no solamente como organista, sino como director del propio coro. A los dieciocho años ocupó un puesto como violinista en la orquesta del conde Juan Ernesto de Weimar, donde permaneció algunos meses.
En 1703 pasó como maestro de capilla a Arnstadt, donde tuvo tiempo suficiente para dedicarse al órgano y a la composición. Estando en este lugar hizo el viaje a Lübeck para oír al gran organista Buxtehude, pidiendo, para tal fin, cuatro semanas de permiso, que se convirtieron en tres meses: por este comportamiento recibió una reprimenda del Consistorio Condal, (de la que se conserva el acta correspondiente), a la cual contestó que "estuvo en Lübeck para imponerse allí de diversas cuestiones relacionadas con su arte... ". En el mismo documento se le llama la atención por no querer atender el "Coro de Niños", ocupación a la cual se revelaría toda su vida.
En 1707, se trasladó a Mulhausen, como organista de la iglesia de S. Blas, tomando posesión el 15 de junio. El 17 de octubre del mismo año contrajo matrimonio con su prima María Bárbara Bach. En 1708 vuelve a Weimar como organista y músico de cámara del dque reinante. Su estancia se prolonga hasta 1717. En esta etapa de su vida el repertorio del órgano y de diversos instrumentos reciben la magistral aportación de J.S. Bach: entre las composiciones de este período figuran la "Tocata y fuga en re menor" y la monumental "Pasacalle en do menor".
Uno de los más importantes acontecimientos ocurridos en esta época fue su "tournée" artística a Dresde en 171: se hallaba allí el notable organista Jean Luis Marchand, (1669-1732) quien no solamente exaltaba la superioridad del arte francés, sino que, además, se proclamaba a sí mismo como el mejor organista, añadiendo que no había en toda Alemania quien pudiese comparársele.
Entre los músicos de Dresde había varios que conocían a Bach, (uno de ellos Jean Baptiste Volumier), quienes le invitaron para competir con Marchand. Aceptó, y después de oír, secretamente, al organista francés, lo desafió por escrito para efectuar un concurso, que consistiría en desarrollar un tema, dado por el oponente en el mismo momento en que se efectuase el acto. Señalado el jurado, el lugar, (la casa del primer ministro Flemming) y la fecha (desafortunadamente perdida), Bach se presentó puntualmente a la hora convenida, pero esperó puntualmente a su rival: Marchand se ausentó de la ciudad en la mañana de ese mismo día, por la posta ligera, dando así, implícitamente, la victoria al maestro alemán, quien recibió de los asistentes no solamente felicitaciones, sino innumerables consideraciones que llevaron su fama por distintos países. Pero el príncipe de Weimar, Wilhelm Ernest, permaneció indiferente al triunfo de su músico: veamos como lo recompensó.
En 1714 había sido designado Bach violín concertista de la orquesta, y con este carácter substituía al director titular, Samuel Drese: esta circunstancia le hizo concebir esperanzas, cuando murió este maestro, de que sería nombrado para sucederle en el puesto; y al no haber sucedido así manifestó su disgusto en forma tan ostensible y destemplada, que fue a dar a la cárcel, arrestado por cuatro semanas. Al ser puesto en libertad presentó su dimisión. En 1717 fue a Cöthen, donde entró al servicio del príncipe Anhalt, quien le confió la dirección de su orquesta. Se inauguró para Juan Sebastián una de las etapas más felices de su vida, gozando de grandes consideraciones y estimación: aquí escribió la primera parte del "Clavecín bien temperado", los "Conciertos de Brandeburgo", música de cámara y obras que tituló "Sonatas", para violín, flauta, viola de gamba, etc., que llegan al límite de las posibilidades técnicas de los instrumentos.

En 1720, mientras acompañaba al príncipe en Carlsbad, murió su esposa, que fue enterrada el 7 de julio. Bach recibió con dolorosa entereza la noticia de la muerte de su mujer, que era "apacible, tranquila y dulce, adornada por dotes musicales suficientes para comprender la obra de su esposo, y ofrecerle, de puertas adentro, un hogar honrado y virtuoso". Sin embargo, al año siguiente contrajo nuevas nupcias con Ana Magdalena Wülken, efectuándose la ceremonia en el hogar del maestro el 3 de diciembre de 1721. La forma en que se conocieron se encerró dentro de las siguientes circunstancias: Bach había ido a Hamburgo a escuchar, una vez más, al organista Reinken, quien después de oírlo improvisar le dijo: "Creía que este arte había muerto ya, pero veo que sigue viviendo en vos".
Durante su estancia en esta ciudad conoció a Ana Magdalena: ella misma lo relata en su "Pequeña Crónica", que ha sido calificada como "un canto de amor al hogar".

En 1723, Bach parte para Leipzig a tomar posesión del puesto que ocuparía hasta su muerte: "Cantor de la iglesia de Santo Tomás y director de la música de la Universidad". Cumpliendo rigurosamente con los deberes que tenía encomendados, encontró la manera de hacer algunos viajes, entre ellos el que emprendió a la corte de Federico el Grande, llegando a Potsdam el 7 de mayo de 1747, acompañado de su hijo Emmanuel. Se cuenta que cuando el monarca fue enterrado de que había llegado, voliéndose a los músicos de su orquesta, dijo con cierto tono de impaciencia: "Señores: el viejo Bach acaba de llegar". Y dio las órdenes para que el gran maestro se presentara inmediatamente en palacio. Al llegar dijo: "señores: ponéos de pie, que el gran Bach está entre nosotros". En los últimos años de su vida, Bach padeció una enfermedad de los ojos que empeoró hasta dejarlo completamente ciego. Su muerte ocurrió el martes 29 de julio de 1750, alas ocho y cuarto de la noche.


Juan Sebastián Bach confirma la frase que dice: "El verdadero hombre jamás deja de aspirar a metas superiores y de desarrollarse mientras viva". Fue un ejemplo de aspiración sublime, cumpliendo estrictamente con las obligaciones que contraía; cuando faltaba a sus compromisos era para elevarse sobre la opinion corriente y dar oídos a su impulso de genio. Dotado de un sano juicio amó a sus esposas con verdader fidelidad, enraizó en su hogar como un gran patriarca: de sus dos mujeres tuvo veinte hijos, de los cuales solamente diez, seis hombres y cuatro mujeres, le sobrevivieron. Amó la libertad y la integridad personal. Kitell dijo de él: "Era un hombre de gran bondad". Como maestro fue ejemplar: observando a sus alumnos componía para ellos lo que les hacía falta.
Detestaba, en cambio, a los flojos, incumplidos, léperos y tramposos; más de una vez, al perder el juicio con ellos, se quitó la peluca que su cargo le obligaba a usar, para "Batir con ella a esos pillos". Como músico no tiene compañero: "Es el más grande que ha producido la humanidad". En todos los géneros que cultivó dejó modelos que permanecen insuperados hasta ahora. En todos los necargos y puestos que desempeño encontró un motivo para componer obras geniales; podía aplicársele el atributo de Midas: "Convertía en oro cuanto tocaba".
Doscientos doce años despues de su muerte todos reconocen que no hay arte superior al suyo, proclamado por su elevación, por su fecundidad, por su perfección absoluta, por su inmensidad aérea; se le proclama como el mayor de los artistas de todos los tiempos. Su obra comprende más de cincuenta volúmenes. La palabra Bach, en alemán, significa arroyo.
Pero se ha dicho de Juan Sebastián: "No era un arroyo, es el océano completo de la música". Por eso todos los músicos le han rendido tributo de admiración y van a su música como se acude al manantial más inagotable de la más prístina pureza y de la más saludable aspiración. Phillip Spitta dijo de él: "Ya jamás podrán caer de nuevo en el olvido ni el nombre ni la obra de Juan Sebastián Bach, dondequiera que viva el espíritu de la música".

Ludwig Van Beethoven


Se le considera como el principal precursor de la transición del clasicismo al romanticismo. Entre sus obras destaca la Novena Sinfonía, cuya musica ha sido establecida como Himno de la Unión Europea (UE). Nació en diciembre de 1770 en la ciudad alemana de Bonn en el seno de una familia humilde, no se conoce la fecha exacta. Su abuelo Ludwig, de Malinas, se estableció en Bonn hacia 1733 y llegó a ser maestro de capilla del príncipe elector. Sus padres, Johan van Beethoven y María Magdalena Keverich, tuvieron siete hijos, de los cuales sólo tres sobrevivieron.

Una vecina que tenía una panadería, muy amiga de su madre, escribió un diario gracias al cual se han conocido detalles sobre la infancia de Beethoven. Según este diario, el niño era tratado con mucha severidad por su padre, quien quería convertirlo en un niño prodigio como Mozart. Parece ser que lo ataba al piano, obligándole a practicar sin descanso, y con su primer profesor de piano lo hacían tocar durante toda la noche hasta que se hacía de día. Esta infancia tan dura probablemente lo convirtió en una persona de trato difícil.

Su padre era pianista, violinista y cantante en la capilla del príncipe-arzobispo Clemens, pero en esa época los músicos estaban muy mal pagados. Su madre era hija de un inspector de las cocinas del príncipe.

Dentro de este marco familiar, la figura del padre, un despótico con graves problemas de alcoholismo, se convierte en decisiva para comprender la posterior trayectoria de Ludwig, hijo. Obligó a su hijo a triunfar como músico precoz en las cortes reales europeas. Al margen de las presiones de su padre, el joven Ludwig demuestra un innegable talento musical y sus avances en el dominio del piano, los llevan a dar su primer concierto a los ocho años. El Elector Maximiliano Franz, noble acaudalado y poderoso, ve en él una promesa y lo apadrina, dándole trabajo como organista suplente. Esta labor le exige dedicación total: el joven Ludwig, ve transcurrir toda su infancia y adolescencia consagradas a la música, sin juegos ni amigos, “tutelado y en un ambiente familiar nefasto, factores todos ellos que influirían en su carácter rebelde y romántico”.

A los once años Beethoven ya era violinista de una pequeña orquesta de teatro, y a los trece sustituyó a su maestro en el órgano de la iglesia. La aventura de Viena
Beethoven encuentra una vía de escape a la presión familiar en 1787, cuando, con 17 años de edad, marcha a la capital austriaca apoyado por su Elector, quien sufraga los gastos que demanda el viaje y lo más importante, lo convence de sus posibilidades de éxito. Durante este viaje sus ilusiones sufren un duro golpe cuando a las pocas semanas, fallece su madre por hambre y se ve obligado a regresar a Bonn. En esta ciudad alemana Beethoven encuentra un cuadro desolador: su padre se encuentra en paro por su alcoholismo y es incapaz de cuidar a sus hermanos menores. El joven Ludwig asume la responsabilidad y se ve obligado a mantener a su familia tocando el violín con una orquesta y dando clases de piano, durante cinco años.De aprendiz a maestro
En 1792, el Elector vuelve a financiar su nuevo viaje a Viena, ciudad en la que permanecerá el resto de su vida componiendo sin descanso, enamorándose trágicamente y sufriendo un mal terrible para él, particularmente: la sordera. En Viena, recibe clases del célebre compositor Haydn y de Salieri, el maestro de Mozart.

Con 25 años de edad, da a conocer sus primeras obras importantes: tres tríos para piano y tres sonatas para piano, entre éstas, “Patética” y “Claro de Luna”, además de lo anterior, ofrece su primer concierto público como compositor profesional. Toda Viena le ofrece una gran acogida a su música, en especial la corte, la nobleza y la iglesia. Por esa época se desliga de Haydn, con el que no concuerda musicalmente, pero que a pesar de esto, dedica tres tríos para piano. Secuencialmente, recibe clases secretas de Schenk y del organista de la corte Albrechtsberger y deja de componer para la nobleza y para la iglesia, para hacerlo para él. Su música inicial, fresca y ligera, cambia para convertirse en épica y turbulenta, muy acorde con los tiempos revolucionarios que vivía Europa. Éxito y sufrimiento
Muy pronto Beethoven dejó de necesitar de los conciertos y recitales de los salones de la corte para sobrevivir. Los editores se disputaban sus obras, además, la aristocracia austriaca, avergonzada por la muerte de Mozart en la pobreza, le asigna una pensión annual. Pero, mientras por un lado había resuelto sus necesidades económicas, por otro lado, vivía asustado por la pérdida de sus capacidades auditivas, debido a ello, se entrega a una febril actividad creadora, a la par de sus penalidades personales producido por dos desengaños amorosos.

Beethoven no llegó a casarse nunca. El gran amor de su vida fue Antoine von Birkenstock, casada con Franz Brentano. Desde muy joven, a los 26 años, empezó a notar los síntomas de una sordera, que más adelante sería total. A pesar de ello siguió componiendo, y una de sus más famosas obras, la Novena Sinfonía, la compuso cuando ya se había quedado completamente sordo. La tragedia de su prematura sordera le causó un enorme desánimo, agravado por la muerte de su hermano y su decisión de acoger a su sobrino en contra de la voluntad de su cuñada.

El final de una vida trágica

Los últimos años de su vida los pasó Beethoven casi totalmente aislado por su sordera, relacionándose solamente con algunos de sus amigos a través de los "Cuadernos de conversación", que le sirvieron como medio de comunicación cuando ya era del todo sordo. Murió en Viena a los 57 años de edad como consecuencia de una neumonía. Más de 20.000 personas, entre las que se encontraba Schubert, gran admirador suyo, asistieron al entierro. En toda la ciudad aquel día no se abrieron las escuelas.

En su escritorio de trabajo, se encuentra el Testamento de Heiligenstadt, redactado en 1802, en donde explica a sus hermanos el porqué de su amargura, “que gran humillación experimentaba cuando alguien estaba a mi lado oyendo desde lejos la flauta mientras yo, por el contrario, no podía oír nada… tales situaciones me llevaron al borde de la desesperación y faltó muy poco para que acabara con mi vida. Sólo la fuerza del arte me retuvo”. También se encontró una desgarradora carta de amor dirigida a su “amada inmortal” a la que llama “mi ángel, mi todo, mi yo”. La identidad de esta dama sigue generando discusiones hasta el día de hoy. Su obra
En su prolífica trayectoria musical, Beethoven dejó para la posteridad un legado apabullante: nueve sinfonías, una ópera, dos misas, tres cantatas, treinta y dos sonatas, cinco conciertos para piano, un concierto para violín, un triple concierto (para violín, violonchelo, piano y orquesta), diecisiete cuartetos de cuerda, diez sonatas para violín y piano, cinco sonatas para violonchelo y piano, e innumerables oberturas, obras de cámara, series de variaciones, arreglos de canciones populares y bagatelas para piano. Sinfonías
Beethoven había cumplido los 30 años de edad cuando presentó su Primera Sinfonía, fascinando a sus contemporáneos por su frescura y originalidad. En 1803 da a conocer la Segunda Sinfonía, en re mayor, cuya alegría contrasta con la tristeza que vivía el autor. Dos años más tarde Beethoven rompe todos los moldes clásicos con su Tercera Sinfonía, en mi bemol mayor. Dedicada en principio a Napoleón I, la “Heroica” dura tres veces más que cualquier sinfonía de la época, agranda la orquesta y anuncia la llegada del Romanticismo. Todo lo anterior difiere de su Carta Sinfonía, en si bemol mayor, que en 1806 recupera el brío de sus dos primeras composiciones sinfónicas. En 1808, Beethoven compone la colosal Quinta Sinfonía. Por esta época su febril creación, hace que el mismo año aparezca la Sexta Sinfonía, en fa mayor, conocida como “Pastoral”, cuyos movimientos evocan escenas campestres. La Séptima Sinfonía, en la mayor, aparece cinco años más tarde y, pese a su carácter épico, Richard Wagner la califica como “apoteosis de la danza” por su ritmo y lírica. Al año siguiente, en 1814, Beethoven concluye la Octava Sinfonía, en fa mayor, cuya brevedad, que apenas llega a los 24 minutos, no eclipsa la grandeza y elaboración que a esta altura había dejado patente. En 1824, por último, Beethoven se consagra con su Novena Sinfonía “Coral”. Oberturas
Las diez oberturas de Beethoven son piezas cortas que, posteriormente, serían ampliadas y trabajadas para su incorporación en obras mayores. Se trata de composiciones cerradas y uniformes que expresan emociones e ideas llenas de heroísmo. Por ejemplo, la obertura “Coriolano” ilustra musicalmente el drama homónimo de Shakespeare, y “Leonora Nº 3” es una de las cuatro oberturas escritas para la ópera “Fidelio”. De idéntica valía son “Prometeo” y “Egmont” siendo esta última un buen ejemplo de composición “beethoveniana”, que se pude definir como “música vigorosa que empieza de forma fragmentaria, cobra un componente épico a medida que avanza y finaliza en apoteosis”. Conciertos
Cada concierto de Beethoven es distinto al anterior, y en ello radica gran parte de su éxito con la música orquestal. Beethoven apuesta por un piano más melódico que contundente, contrario a la tendencia de la época. Quizá el más famoso sea el Concierto para piano Nº 5 “Emperador”, de 1809, en donde el virtuosismo y el sinfonismo combinan a la perfección. El Primer y Segundo Concierto para piano destacan por su concepción alegre, mientras que el Concierto para piano Nº 3, de 1801, es de una amplitud y calidad incomparables. Por su parte, el Concierto para piano Nº 4, de 1808, apuesta por la profundidad lírica. En cuanto a los conciertos en los que participan más instrumentos, hay que señalar el Concierto para violín, la sinfonía “La victoria de Wellington” y el Triple Concierto para violín, violonchelo, piano y orquesta, en donde Beethoven sustituye el sinfonismo por un entretenimiento al gusto de la época.

En el apartado de la música de cámara y para piano, Beethoven compuso 32 sonatas para su instrumento musical favorito, el piano, con el que demuestra una capacidad de improvisación asombrosa. Entre las sonatas de mayor renombre tenemos a la Sonata para piano Nº 8, “Patética”, la popular Sonata para piano Nº 14, “Claro de Luna”, la Sonata para piano Nº 17, “Tempestad”,, la Sonata para piano Nº 21, “Waldstein” y la Sonata para piano Nº 23, “Apasionada”, en la que los procedimientos clásicos son desplazados por el estilo personal y veloz de Beethoven. También es de destacar las sonatas que compuso durante el período de la Novena Sinfonía, entre ellas: la Sonata para piano Nº 26, “Los adioses” y la Sonata para piano Nº 29, “Hammerklavier”, sin desdeñar las Sonata para piano Nº 31 y Sonata para piano Nº 32, todas éstas, auténticas obras maestras. Cuartetos y obras ligeras
De los 17 cuartetos de cuerda que escribió el compositor alemán, los más célebres son los Nº 7, 8 y 9, que se llaman en forma genérica “Rasumovsky” en honor a este príncipe ruso, uno de los mecenas musicales más importantes de la época. Probablemente el mejor de ellos, sea el Nº 9, sereno y lírico. Pero según la opinión de entendidos, el Cuarteto de cuerda más accesible de Beethoven es el Nº 15, “a medio camino entre la música reflexiva y el himno, lo que contrasta con la intensidad de los últimos cuartetos de cuerda que compuso”. En cuanto a obras de cámara ligeras, Beethoven firmó además diez sonatas para violín y piano, de las que destacan la Nº 5, “Primavera” y la Nº 9, “Kreutzer”, cinco sonatas para violonchelo y piano, series de variaciones, entre ellas las “Diabelli” para piano, y numerosos tríos, quintetos, concebidos como “divertimentos de salón”, al igual que “Para Elisa”, “Rabia por una moneda perdida” y “Rondó a capriccio”. Pero sin duda su pieza de cámara más famosa y popular es “Septimino”, escrita en 1800, una serenata en siete movimientos compuesta para cuerda y viento. Ópera y música vocal
El genio de Beethoven, se centró sobre todo en la música orquestal, compaginándola con la música de cámara y para piano. También intentó desarrollar obras vocales, aunque con suerte muy diversa. Por ejemplo, su única ópera escrita, “Fidelio”, revisada desde 1805 hasta 1814, fue considerada un fracaso el día de su estreno, a pesar que en ella se incluían las cuatro oberturas “Leonora”. Era una ópera sinfónica que quería transmitir los ideales revolucionarios del Romanticismo, pero fue incomprendida por sus contemporáneos.

La celebrada “Misa Solemnis”, escrita en 1818, su segunda obra para la Iglesia Católica, es un canto de fe a Dios y a la naturaleza del hombre, y es una de las obras más famosas de Ludwig van Beethoven, que la compuso por encargo de su alumno, el archiduque Rodolfo, nombrado en esa época arzobispo de Olomouc.

Ludwig van Beethoven, también escribió numerosos “lieder”, arias, coros y cánones, así como un ciclo de melodías, una cantata y el oratorio “Cristo en el monte de los Olivos”, en 1803.

NICCOLÓ PAGANINI


Bueno amigos antes de empezar a comentarles de su biografia permitanme decirles que si alguno de ustedes alguna vez en su vida escucharon hablar de sus 24 Caprichos y nunca los escucharon o tel vez alguna vez en su vida los escucharon a algunos y no los pudieron ebtener dejenme decirles que hasta hoy llegó sus preocupacion y la anciedad de tener esto maravillosos Caprichos simple y llanamente yo los tengo a todos y si alguno de ustede los necesita puede mandarme un comentario en el formulario de contacto del menú hablandome sobre este tema yo con mucho gusto se los enviare a todos, bueno con esto concluyo disfruten de las biografias y conozcan mas a estos compositores.

Fue un violinista, violista, guitarrista y compositor, considerado entre los más famosos virtuosos de su tiempo, reconocido como uno de los mejores violinistas que hayan existido, con oído absoluto y entonación perfecta, técnicas de arco expresivas y nuevos usos de técnicas de staccato y pizzicato.

Compositor italiano; Nació en Génova, donde estudió con músicos locales. Sus padres fueron Antonio Paganini y Teresa Bocciardo. Empezó a estudiar la mandolina con su padre con cinco años. Con siete años comenzó a tocar el violín. Hizo su primera aparición pública a los nueve años y realizó una gira por varias ciudades de Lombardía a los trece. No obstante, hasta 1813 no se le consideró un virtuoso del violín. Tuvo como maestros a Giovanni Servetto y Alessandro Rolla. Con dieciséis años era ya conocido pero no digirió bien el éxito y se convirtió en un jugador que continuamente se emborrachaba. Una dama desconocida lo salvó de esta silenciosa y perjudicial vida para llevarlos a su villa en donde aprendió a tocar la guitarra.

En 1801 compuso más de veinte obras en las que combina la guitarra con otros instrumentos. De 1805 a 1813 fue director musical en la corte de Maria Anna Elisa Bacciocchi, princesa de Lucca y hermana de Napoleón. En 1813 abandonó Lucca y comenzó a hacer giras por Italia, donde su forma de interpretar atrajo la atención de quienes le escuchaban. En 1828 fue a Viena, más tarde a París y en 1831 a Londres. En París conoció al pianista y compositor húngaro Franz Liszt, que, fascinado por su técnica, desarrolló un correlato pianístico inspirado en lo que Paganini había hecho con el violín. En 1833 en la ciudad de París le encargó a Héctor Berlioz un concierto para viola y orquesta; el compositor francés realizó Harold en Italia, pero Paganini nunca la interpretó. Renunció a las giras en 1834.

Fue además tutor del violinista italiano Antonio Bazzini, a quien motivó para que iniciara su carrera como concertista. Su técnica asombraba tanto al público de la época que llegaron a pensar que existía algún influjo diabólico sobre él, porque a su vez su apariencia se notaba algo extraña y sus adelantos musicales eran una verdadera obra de arte. Se decía que en la mayoría de sus apuntes aparecía una nota extraña la cual decía "Nota 13". Podía interpretar obras de gran dificultad únicamente con una de las cuatro cuerdas de violín (retirando primero las otras tres, de manera que éstas no se rompieran durante su actuación), y continuar tocando a dos o tres voces, de forma que parecían varios los violines que sonaban. Además en la mayoría de sus espectáculos usaba la improvisación. Esto indica lo cercano que estaba su arte al mundo del espectáculo. Sus obras incluyen veinticuatro caprichos para violín solo (1801-1807), seis conciertos y varias sonatas. Además creó numerosas obras en las que involucraba de alguna manera a la guitarra, exactamente 200 piezas.

Como curiosidad se dice que, estiradas, sus manos medían cuarenta y cinco centímetros. Esto se le atribuye a que padecía de Aracnodactilia, quizás generada por sufrir del Síndrome de Marfan, aunque la creencia popular dicta que la extraordinaria longitud de sus dedos se debía a las horas dedicadas a la práctica del violín. También se le encontraron en la casa cinco violines Stradivarius y dos Amati.

Su salud se fue deteriorando por un cáncer de laringe que le hacía perder la voz a pasos agigantados y el tratamiento con mercurio que realizaba por recomendación de su médico para tratar la sífilis; murió en Niza el 27 de mayo de 1840.

Su imaginativa técnica influyó notablemente en compositores posteriores como Franz Liszt, Johannes Brahms, Sergei Rachmaninoff, Boris Blacher, Andrew Lloyd Webber, George Rochberg y Witold Lutosławski.

ANTONIO VIVALDI


Antonio Vivaldi, genio de entre los compositores clásicos, nació en Venecia el 4 de Marzo de 1678. Aunque se ordenó como sacerdote en 1703, por propia decisión, en el año que fue ordenado Vivaldi no quería celebrar misas debido a dolencias físicas, entre ellas angina de pecho, bronquitis asmática o desórdenes nerviosos. También es posible que simulara estas enfermedades -existe la historia de que a veces dejaba el altar para ir rápidamente a anotar sus ideas musicales en la sacristía.

En algunos acontecimientos debió ser sacerdote contra su voluntad, tal vez debido a que en sus días de entrenamiento para el sacerdocio era por lo general el único camino posible para que una familia pobre consiguiera educación gratuita para sus hijos.

Aunque escribió muchos finos y memorables conciertos, tales como Las Cuatro Estaciones y el Opus 3 por ejemplo, Antonio también compuso muchos trabajos que sonaban como ejercicios para cinco dedos empleados por los estudiantes. Y esto es precisamente lo que eran. Durante la mayor parte de su vida trabajó para el Ospedale della Pietà. A menudo denominado “orfanato”, el Ospedale era de hecho un hogar para la descendencia femenina de los nobles y sus numerosos encuentros con sus amantes.

A fines de 1717 Vivaldi se mudó a Mantua, donde permaneció dos años, con el propósito de ocupar el cargo de Capellmister de cámara, que le había sido otorgado en la Corte de Landgrave Philips van Hessen-Darmstadt. Así en 1760 Vivaldi regresó a Venecia donde puso en escena óperas nuevas escritas por él, en el Teatro Sant’ Angelo. También escribió trabajos por encargo de algunos extranjeros, como el Rey francés Luis XV, la serenata La Sena festeggiante, por ejemplo. Este trabajo no tiene una fecha de composición demasiado precisa, pero se cree que fue escrita luego de 1720.

Entre 1725 y 1728 ocho óperas suyas fueron premiadas tanto en Venecia como en Florencia. Un crítico de su época escribió acerca de su contemporáneo, Vivaldi: “En menos de tres meses Vivaldi ha compuesto tres óperas, dos para Venecia y una para Florencia; la última ha levantado un poco el nombre del teatro de dicha ciudad y con ella él ganó una gran suma de dinero”. Durante esos años, Antonio estuvo extremamente activo en el mundo de los conciertos. En 1725, la obra Il Cimento dell’Armenia e dell’invenzione (El juicio de la armonía y la invención), opus 8, fue publicada en Ámsterdam. Esta consistía en doce conciertos, siete de los cuales eran descriptivos: Las cuatro estaciones, Tormenta en el Océano, Placer y La Búsqueda.

Entre 1725 y 1728 ocho óperas suyas fueron premiadas tanto en Venecia como en Florencia. Un crítico de su época escribió acerca de su contemporáneo, Vivaldi: “En menos de tres meses Vivaldi ha compuesto tres óperas, dos para Venecia y una para Florencia; la última ha levantado un poco el nombre del teatro de dicha ciudad y con ella él ganó una gran suma de dinero”. Durante esos años, Antonio estuvo extremamente activo en el mundo de los conciertos. En 1725, la obra Il Cimento dell’Armenia e dell’invenzione (El juicio de la armonía y la invención), opus 8, fue publicada en Ámsterdam. Esta consistía en doce conciertos, siete de los cuales eran descriptivos: Las cuatro estaciones, Tormenta en el Océano, Placer y La Búsqueda.

Vivaldi transformó la tradición de la música descriptiva en un típico estilo musical italiano con su inconfundible timbre en el cual las cuerdas cumplen el papel fundamental. En 1738 Vivaldi estuvo en Ámsterdam donde dirigió la apertura de un concierto festivo en honor al aniversario de los 100 años del Teatro Schouwburg. Regresando a Venecia, que en ese entonces estaba atravesando una severa crisis económica, renunció al Ospedale en 1740, planeando mudarse a Viena bajo el amparo de su admirador Charles VI. Sin embargo, su estadía en Viena fue breve debido a que falleció el 28 de Julio de 1741 de “fuego interno” (probablemente la bronquitis asmática que sufrió durante toda su vida) y al igual que a Mozart, cincuenta años después recibió un modesto recordatorio.

MOZART


Compositor Austriaco del periodo clásico. Uno de los más influyentes en la historia de la música occidental. Nació el 27 de enero de 1756 en Salzburgo, y lo bautizaron con el nombre de Johannes Chrysostomus Wolfgang Amadeus Mozart. Estudió con Leopold Mozart, su padre, conocido violinista y compositor que trabajaba en la orquesta de la corte del arzobispo de Salzburgo.

A los seis años Mozart era ya interprete avanzado de instrumentos de tecla y eficaz violinista, a la vez que hacía gala de una extraordinaria capacidad para la improvisación y la lectura de partituras. Todavía hoy se interpretan cinco pequeñas piezas para piano que compuso a esa edad. En 1762 Leopold comenzó a llevar a su hijo de gira por las cortes de Europa. Durante este periodo compuso sonatas, tanto para clave como para violín (1763), una sinfonía (1764), un oratorio (1766) y la ópera cómica La finta semplice (1768). En 1769 fue nombrado Konzertmeister del arzobispado de Salzburgo, y en La Scala de Milán el Papa le hizo caballero de la Orden de la Espuela Dorada. Ese mismo año compuso Bastien und Bastienne, su primer singspiel (tipo de ópera alemana con partes recitadas). Al año siguiente le encargaron escribir su primera gran ópera, Mitrídates, rey del Ponto (1770), compuesta en Milán. Con esta obra su reputación como músico se afianzó todavía más. Mozart volvió a Salzburgo en 1771. El cargo de Mozart en la ciudad no era remunerado, pero le permitió componer un gran número de obras importantes durante seis años, eso sí, en detrimento de su situación económica. En 1777 obtuvo permiso para dar una gira de conciertos, y se fue a Munich con su madre.

A la edad de veintiún años Mozart buscaba en las cortes europeas un puesto mejor remunerado y más satisfactorio, pero sus deseos no se cumplieron. Marchó a Mannheim, capital musical de Europa por aquel entonces, con la idea de conseguir un empleo en su orquesta, y allí se enamoró de Aloysia Weber. Leopold envió a su esposa e hijo a París. La muerte de su madre en la capital francesa en 1778, el rechazo de Weber y el desprecio de los aristócratas para quienes trabajaba hicieron que los dos años transcurridos entre su llegada a París y su regreso a Salzburgo en 1779 fueran un periodo negro en su vida. Ya en su ciudad natal, Mozart compuso dos misas y un buen número de sonatas, sinfonías y conciertos. Estas obras revelan por primera vez un estilo propio y una madurez musical extraordinaria. El éxito de su ópera italiana Idomeneo, rey de Creta, encargada y compuesta en 1781, hizo que el arzobispo de Salzburgo le invitara a su palacio, en Viena, pero se sintió explotado y decidió marcharse. Se dedicó entonces a dar clases en una casa que alquilaron para él unos amigos. Allí compuso el singspiel, El rapto en el serrallo, encargada en 1782 por el emperador José II. Ese mismo año se casó con Constanze Weber, hermana menor de Aloysia; juntos vivieron acosados por las deudas hasta la muerte de Mozart. Las óperas Las bodas de Fígaro (1786) y Don Giovanni (1787), con libretos de Lorenzo Da Ponte, aunque triunfaron en Praga, no fueron bien recibidas en Viena.

Desde 1787 hasta la creación de Così fan tutte (1790, también con libreto de Da Ponte), Wolfgang no recibió nuevos encargos de óperas. Para la coronación del emperador Leopoldo II en 1791 compuso La clemenza di Tito, con libreto de Metastasio. Las tres grandes sinfonías de 1788 nº 39 en mi bemol, nº 40 en sol menor y nº 41 en do (Júpiter) nunca se interpretaron bajo su dirección. Mientras trabajaba en La flauta mágica (1791, con libreto de Emmanuel Schikaneder), el emisario de un misterioso conde Walsegg le encargó una misa de réquiem. Esta obra, inacabada por la muerte de Mozart, fue su última composición, que terminó Franz Süssmayr, discípulo suyo. Mozart murió en Viena el 5 de diciembre de 1791, se cree que por una dolencia renal crónica. Sólo unos pocos amigos fueron a su funeral. La leyenda por la cual el compositor italiano Antonio Salieri pudo haber asesinado a Mozart carece de todo fundamento.

A pesar de su corta vida y malograda carrera, Mozart se encuentra entre los grandes genios de la música. Su inmensa producción (más de 600 obras), muestra a una persona que, ya desde niño, dominaba la técnica de la composición a la vez que poseía una imaginación desbordante. Sus obras instrumentales incluyen sinfonías, divertimentos, sonatas, música de cámara para distintas combinaciones de instrumentos, y conciertos; sus obras vocales son, básicamente, óperas y música de iglesia. Sus manuscritos muestran cómo, salvo cuando hacía borradores de pasajes especialmente difíciles, primero pensaba la obra entera y luego la escribía. Su obra combina las dulces melodías del estilo italiano, y la forma y contrapunto germánicos. Mozart epitomiza el clasicismo del siglo XVIII, sencillo, claro y equilibrado, pero sin huir de la intensidad emocional. Estas cualidades son patentes sobre todo en sus conciertos, con los dramáticos contrastes entre el instrumento solista y la orquesta, y en las óperas, con las reacciones de sus personajes ante diferentes situaciones. Su producción lírica pone de manifiesto nueva unidad entre la parte vocal y la instrumental, con una delicada caracterización y el uso del estilo sinfónico propio de los grandes grupos instrumentales.


TCHAIKOVSKY


Compositor ruso, uno de los músicos más destacados del siglo XIX. Nació el 7 de mayo de 1840 en Votkinsk, en la zona de los Urales, estudió derecho en San Petersburgo y recibió clases de música en el conservatorio de esta ciudad. Entre sus profesores se encontraban el compositor y pianista ruso Anton Rubinstein (1828-1894) del que Tchaikovski recibió clases de orquestación. En 1866 fue nombrado profesor de armonía en el Conservatorio de Moscú por el pianista y compositor Nicholas Rubinstein, hermano de Anton. Allí el joven compositor conoció al dramaturgo Alexandr Nikoláievich Ostrovski. De esta época también datan sus óperas Undina (1869) y Oprichnik (1872), el Concierto para piano nº 1 en si bemol menor (1875), las sinfonías nº1 (Sueños de invierno, 1868), nº 2 (1873, más tarde revisada y titulada Pequeña Rusia) y nº 3 (Polaca, 1875) y la obertura-fantasía Romeo y Julieta (1870; revisada en 1870 y 1880). En un principio el primer concierto para piano fue dedicado a Nicholas Rubinstein, pero éste lo calificó como "imposible de tocar". Fuertemente dolido, Tchaikovski hizo múltiples cambios en la obra y esta vez se lo dedicó a Hans von Bülow, que contestó el favor tocando el concierto en su primera gira por Estados Unidos (1875-1876). Posteriormente Rubinstein reconoció el mérito de la composición revisada y la incluyó en su propio repertorio. Famoso por su dramático primer movimiento y por el hábil uso de melodías tradicionales, se ha convertido en uno de los conciertos para piano interpretados con mayor frecuencia.
En 1876 Tchaikovski conoció a Nadiezhda von Mekk, una viuda adinerada que, entusiasmada con la música del compositor, le adjudicó una paga anual que le permitía dedicar todo su tiempo a la composición. Sin embargo 14 años después, creyendo estar arruinada se vio obligada a suspender esta cantidad. A pesar de que sus ingresos eran suficientes, nunca la perdonó por este acto que él consideró injustificado. Este periodo de relación con madame von Mekk fue de gran fecundidad.


A él pertenecen algunas obras como las óperas Eugenio Oneguín (1878) basada en una obra de Alexander Serguéievich Pushkin, La doncella de Orleans (1879), Mazeppa (1883) y La hechicera (1887); los ballets El lago de los cisnes (1876) y La bella durmiente (1889); Variaciones sobre un tema rococó en la mayor para violoncello y orquesta (1876) y el Concierto para violín en re mayor opus 35 (1878); composiciones orquestales como la Marcha eslava (1876), Francesca da Rimini (1876), Sinfonía nº 4 en fa menor opus 36 (1877), obertura 1812 (1880), Capricho italiano (1880), Serenata para cuerdas (1880), sinfonía Manfredo opus 58 (1885), Sinfonía nº 5 en mi menor opus 64 (1888), la obertura-fantasía Hamlet (1885) y diversas canciones. Mientras tanto, en 1877, Tchaikovski se casó con Antonina Miliukova, estudiante de música del Conservatorio de Moscú y alumna suya que le había escrito confesándole su amor. El matrimonio no funcionó desde el principio y se separaron al poco tiempo. Desde 1887 hasta 1891 Tchaikovski realizó varias giras por las principales ciudades de Europa y América, en las que obtuvo grandes éxitos.


En 1890 compuso una de sus mejores óperas: La dama de picas. A principios de 1893 empezó a trabajar en la Sinfonía nº 6 opus 74, posteriormente titulada Patética por su hermano Modesto. La primera interpretación de la obra, bajo la dirección del compositor el 28 de octubre de 1893 en San Petersburgo, fue recibida con indiferencia por el público. Murió nueve días después, el 6 de noviembre de 1893 de cólera según el parte oficial.Muchas de las composiciones de Tchaikovski, como El cascanueces (ballet y suite, 1891-1892), el Concierto para piano nº 2 en sol mayor opus 44 (1880), el Cuarteto de cuerda nº 3 en mi bemol menor opus 30 (1876) y el Trío en la menor para violín, violoncelo y piano opus 50 (1882), siguen siendo populares entre el público. Sus obras más conocidas se caracterizan por tener pasajes muy melódicos con movimientos que sugieren una profunda melancolía que se combinan con otros extraídos de la música popular. Al igual que su contemporáneo, el compositor ruso Nikolái Rimski-Kórsakov, Tchaikovski dominaba la orquestación; en particular, sus partituras de ballet contienen efectos sorprendentes de colorido orquestal. Sus trabajos sinfónicos, con un gran contenido melódico, también tienen un fuerte (y a menudo no apreciado) desarrollo temático abstracto. En sus mejores óperas, como Eugenio Oneguín y La dama de picas, utilizó pasajes melódicos altamente sugestivos para describir de forma concisa una situación dramática con un efecto intenso. Sus ballets, entre los que destacan El lago de los cisnes y La bella durmiente, todavía no han sido superados en su intensidad melódica y en su brillo instrumental. Compuestos en estrecha colaboración con el coreógrafo Marius Petipa, representan el primer intento de utilizar música dramática para danza después del ballet operístico del compositor alemán Christoph Willibald Gluck. Tchaikovski también amplió el poema sinfónico y sus trabajos en este campo, como la obertura Romeo y Julieta y Hamlet, destacan por una evocación altamente melódica del ambiente literario en el que se basan opinión que es también aplicable a la sinfonía Manfred.

FRÉDÉRIC CHOPIN


Ocupa un lugar especial en la Historia de la Música: tiene rasgos que lo señalan como una personalidad singular; revela una sensibilidad delicada, refinada, suave, que se explaya en ocasiones en arrebatados arranques de exaltación que impresionan por su manifiesta sinceridad, por su patetismo conmovedor que quiere llegar al alma ajena como un grito angustioso. En toda la música de Chopin se desliza una melancolía inocultable que es como el clima adecuado para su desarrollo: afín en los momentos más vigorosos, en las páginas más veloces hay ese tinte gris que se filtra como el humo, que deja traslucir ensueños que se adivinan pero que no se precisan. Fue la existencia de su autor una vida atormentada por aspiraciones elevadas que no pudieron realizarse; por sufrimientos físicos que no tuvieron curación; por sentimientos patrióticos que fueron atropellados con crueldad; y en todo esto hay un recóndito deseo de paz que se espera hallar en el descanso de la muerte. ¡Chopin tuvo un alma noble, fue un sincero patriota, un soñador romántico en un cuerpo de salud minada! Para él era más atractiva la ilusión que se viste con las galas del idealismo, que la realidad que transcurre con la indiferencia y !a frialdad de la lógica. Así se muestra en su música; música que debe ser ejecutada en su punto justo: cuando se exageran los matices se ensombrece; cuando la dicción se altera se deforma su intención; para gozarla conviene el término exacto, el momento oportuno y afín el estado de ánimo propicio.

Histórica y técnicamente la música de Chopin marca el punto de partida de un camino nuevo: es la obra de un pianista-compositor que da a su instrumento el fruto de su inspiración. De esto se deduce que esta música se adaptará a la técnica y a las modalidades del piano: tendrá la libertad del solista, hará surgir, como al correr de los dedos, armonías que pasan como percusiones que se pueden apagar prontamente, o prolongarse dentro de una resonancia más o menos velada; tendrá notas o melodías sobresalientes basadas en el acento de los dedos y en la subordinación de las partes; se matizará con la combinación de los pedales y la finura del "touchée". Eminentemente pianística abordará dificultades que nunca serán ilógicas porque han sido el resultado de la comprobación práctica. Al mismo tiempo será absolutamente personal: la imitación siempre será inferior al fruto madurado espontáneamente.

Zelazowa Wola tiene "un grupo de árboles que rodean al "dwor" o habitación señorial; las granjas, establos y caballerizas forman un amplio patio cuadrado en cuyo centro se halla el pozo donde las jóvenes con turbantes rojos van a llenar sus baldes.., a algunos pasos del castillo hay una casita con techo de tejas, Cercada por una pequeña gradería de madera. Un obscuro vestíbulo la cruza. A la izquierda, una habitación; a la derecha se hallan tres piezas tan bajas que con los dedos se puede tocar el techo. Ahí nació Frederick Chopin el 22 de febrero de 1810 (Conde Wodzinski: "Los tres romances de F. Chopin").

Pronto mostró sensibilidad para la música: se emocionaba hasta derramar lágrimas al escucharla. A los cinco años su madre y su hermana Luisa le dan las primeras lecciones; pero cuando sin guía ninguno se aventura por el mundo de los sonidos y comienza a componer, sus padres deciden proporcionarle un profesor de música: éste fue Adalberto Zwyny. A los ocho años se presenta en un concierto de beneficencia (24 de febrero de 1818). Compone algunas piezas: tres polonesas y una marcha militar que el gran duque Constantino hizo instrumentar para banda. A los trece años toma clases con Elsner, director del Conservatorio de Varsovia, y después entra al Liceo.

En 1829, un informe de Elsner decía: "lecciones de composición musical: Chopin Frederick (alumno de tercer año) extrañas capacidades, genio musical".

Tenía Chopin, de joven, un carácter amable, alegre y aristocrático, envuelto en una manifiesta timidez que le impedía conducirse como era; gustaba de la música popular, al grado que él mismo relata, en una de sus cartas, cómo fue capaz de pagar a una cantante del pueblo para que le hiciera oir una pieza que le agradó: ésta afición suya quedaría muy marcada en su producción musical, en la cual trasciende con rasgos no precisos, sino sentimentales, como en sus mazurkas, polonesas, baladas, etc.

En 1825, con motivo de la visita a Varsovia del Czar Alejandro I, tocó ante éste, recibiendo en cambio una sortija de diamantes a la cual tuvo mucho aprecio. En este mismo año fue designado organista del Liceo y de la Iglesia de la Visitación.

En 1826, después de haber recibido su diploma de bachiller, va a pasar junto con su madre y su hermana Emilia, (Murió de tuberculosis el 10 de abril de 1827) que como él estaba delicada de salud, una temporada a. los barios de Reinertz (Durnzniki) y da dos conciertos de caridad. A su regreso se inscribió en el Conservatorio y, al año siguiente, (1827), se presentó ya como pianista en Varsovia: así inició su carrera de virtuoso que le dio tanto renombre, aunque él no gustase, por temperamento, de los públicos numerosos. En 1828 visitó Berlín: una carta dirigida a sus padres nos pone al tanto de algunas de sus actividades en aquella ciudad, dice: "He escuchado primero, en la Academia de Canto, un oratorio; en la Opera, 'Hernán Cortés" ( de Spontini), "II matrimonio secreto" (de Cimarosa) y "el Buhonero" (de Onslow). He oído esas óperas con gran placer. Pero debo confesar que he sido cautivado por "La fiesta de Santa Cecilia" de Händel: es lo que más se acerca al ideal de la música elevada, tal como yo lo llevo en el fondo de mi alma". Al día siguiente deben representar "Freischütz", "es la realización de uno de mis más caros deseos".

En mayo de 1829, con motivo de la visita del Czar Nicolás I, que iba para ser coronado rey de Polonia, se hicieron grandes festejos. Paganini dio diez conciertos y Chopin quedó maravillado ante su imponderable ejecución: le pagó su tributo componiendo el "Souvenir de Paganini" y el estudio número 1, para piano. El mismo año va a Viena y da dos conciertos que fueron memorables: durante su estancia en esta ciudad fue altamente apreciado y gozó de especial estimación. Regresó a Varsovia, visitando antes Praga, Dresde y Breslau. Sintió una amorosa pasión por la cantante Constanza Gladkowska, que había sido su compañera en el Conservatorio. Tarda en declararle sus sentimientos, y él se juzga enamorado de ella; pero cuando menos en su pensamiento la tiene presente cuando escribe el "Adagio" de su concierto en fa: le escribió a Tito Woyciechowski: (el 3 de octubre): "para mi desgracia quizás, he encontrado mi ideal, que venero fiel y lealmente. Hace ya seis meses de esto, y a aquella con quien sueño cada noche, no le he dicho una palabra. Pensando en esa bella criatura he compuesto el "Adagio" de mi nuevo "Concerto", así como el vals (op. 71, Número 2 en re mayor) que he escrito esta mañana". Aunque esto no le impide sentir, en cuanto está lejos, el influjo y la atracción de otras mujeres y de sus discípulas, al grado de emocionarse cuando tiene que tocarles las manos para corregirles defectos, en razón de su magisterio, como lo relata en otra carta: cosas que se pueden atribuir o bien a su extremada sensibilidad o a su exagerada timidez.

El concierto en fa es tocado por primera vez, por Chopin, el 17 de marzo de 1830, aunque él declara "que no produjo la impresión que esperaba". Después de esto se dedica a terminar su "Concierto en mi menoF' que, sin embargo, figura como número I (uno). Aun cuando sigue a. mando a Constanza, todavía el 18 de septiembre no se anima a declarárselo; dice en una de sus cartas: "De estar enamorado, llegaré a disimular durante algunos años máz un ardor imposible de declarar hoy, desgraciadamente".


El Concierto en mi menor fue estrenado el 11 de octubre . Su impresión es ésta: "Mi concierto de ayer salió bien. Me apresuro a darte la noticia y le comunico, señor, que no me sentí intimidado, toqué como si hubiera estado completamente solo".

Los sucesos políticos lo obligaron a salir de su patria, (a la que ya nunca regresaría), el 2 de noviembre: aquí tiene lugar el hecho, no suficientemente comprobado, de que, a su partida, le dieron sus amigos una copa con tierra de su país. En cuanto a su amor con Constanza es una interrogación si al fin se le declaró, aun cuando hubo un cambio de anillos entre ellos.

Comenzaba para Chopin una nueva etapa de su vida. En Breslau toma parte, ocasionalmente, en un concierto efectuado el 8 de noviembre. Llega a Viena el día 24, pero aun cuando se le recibe con amabilidad, no causa la sensación que en su primera visita. Se pueden seguir en sus cartas los incidentes de su estancia: "Strauss y Laner ejecuran los valses durante la cena.., para que baile la gente". "Haslinger cree que si aparenta tratar mis obras a la ligera yo lo tomaré en serio y se las daré gratis. Pero eso del trabajo gratuito se acabó: ahora, ¡paga animal! .... Vivo en un cuarto piso de la calle más hermosa; pero tendría que colgarme mucho de la ventana para ver lo que sucede abajo". "Vuelvo a casa hacia las diez o las once, a veces a medianoche..." "En realidad me siento mal, pero no se lo escribo a mis padres; todo el mundo me pregunta qué tengo. No estoy de humor para nada". "Cicinara dijo que no hay en Viena quien acompañe como yo. Yo pensé: lo sé perfectamente". Da dos conciertos en esta ciudad: cuatro de abril y once de junio de 1831. Después obtiene su pasaporte con "destino a Londres, pasando por París" y deja Viena. En Stuttgart recibe la noticia de que la insurrección polaca ha sido derrotada, ahogando sus ansias de libertad en una ola de sangre y de crueldades: se siente hondamente conmovido y se asegura que ahí nació su estudio número 12 para piano, (llamado "Revolucionario"), en do menor, que traduce su inquietud, y parece pintar en su melodía un impulso heroico y doliente al mismo tiempo.

Llega a París en 1831, obteniendo permiso para radicar allí. El príncipe Radzwill lo toma bajo su protección, lo presenta en los salones aristocráticos, y en esta forma Chopin se convierte en el maestro de las damas de la alta sociedad. Cultiva amistad con músicos famosos: Lizst, Rossini, Päer, Cherubini, Berlioz, etc., y tiene un especial afecto por Bellini. También conoce a los literatos más renombrados. Se admira del movimiento musical de París y también de su forma de vida: "En ese paraíso uno desaparece y eso es muy cómodo: nadie se entera de la vida que uno lleva". Quizás este ambiente le ayudó a recibir la noticia del casamiento de Constanza, que en una carta comenta, ocupándose a continuación de relatar dos de sus aventuras femeninas. En tanto, su importancia como compositor sigue acrecentándose: se venden sus obras produciéndole buenas ganancias; recibe elogios de músicos como Schumann, que alaba la originalidad de su estilo. En cuanto a fechas de sus conciertos anotaremos: se presentó ante el público parisiense tocando en la sala Pleyel el 22 de febrero de 1832 y el 20 de mayo del mismo año en el Conservatorio; el 3 de abril y el 15 de diciembre de 1833; el 4 de abril de 1835 tocó en un concierto a beneficio de los emigrados polacos. En medio de diferentes opiniones se le reconoce como uno de los más grandes pianistas, con una personalidad propia y sobresaliente.

En este año de 1835 volvió a ver a sus padres en Karlsbad y esto le produjo una gran alegría. Dice así en una carta: "Nuestra alegría es indescriptible. Nos abrazamos y nos volvemos a abrazar: ¡Qué bueno es Dios con nosotros!... Nos paseamos dando el brazo a la señora madrecita. Bebemos, comemos juntos, nos mimamos, nos regañamos. Estoy en el colmo de la felicidad". De regreso a París pasa por Dresde, donde se encuentra con la familia Wodzinski, enamorándose de María, que había sido su amiga y discípula en su infancia: ella es descrita como muy atractiva y culta, y sus encantos llamaron la atención, en una época, al que después fue conocido como Napoleón III, emperador de Francia. Al año siguiente (1836) sus relaciones se formalizan, pide su mano y obtiene el consentimiento de la madre de ella, pero en cambio su padre se opone.

En París, a causa del estado de ánimo que su pasión le produjo, Chopin llevaba una vida retraída, presentándose poco en sociedad y aún con sus amigos: una enfermedad (posiblemente resfriado agudo) que sufrió y que coincidió con esa forma de conducta, hizo correr la versión de que había muerto. El padre de María vio en esto un motivo más de temor para el casamiento de su hija, por lo cual continuó oponiéndose a sus relaciones. Fue en esta época que Lizst presentó a Chopin con la escritora Lucila Aurora Dupin, (Madame Dudevant), conocida bajo el pseudónimo de "George Sand"; la impresión que

ésta le produjo es descrita así por Chopin: "He conocido a una gran celebridad, pero su cara no me es simpática, no me ha gustado nada. Incluso hay en ella algo que me repele". Por su parte, la condesa de Agoult se encargará de hablar con "George Sand" acerca de él, recalcando la gracia infinita con la que Chopin tose: "Chopin es el hombre más irresistible: lo único permanente que hay en él es la tos".

Cuando la ruptura con María Wodzinski era evidente, Chopin resolvió irse a Londres: allí lleva una vida de aislamiento. Su compatriota Kozman dice: "No conoce a nadie y no quiere conocer a nadie, excepto a mi". Hiller escribe: "... Una noche tocó soberbiamente en casa de Brodwood y luego desapareció otra vez, a lo que parece está muy enfermo".

Pero su producción musical ha aumentado considerablemente: estudios, mazurkas, valses, el Impromtu en la bemol, el Scherzo en si bemol menor, la Marcha fúnebre, etc., están ya creadas.

Cuando Chopin regresa a París sufre el asedio de George Sand y al fin se enamoran: una nueva vida se inicia.


Para evitar un escándalo emprenden, con los hijos de George (Solange y Mauricio), un viaje a Palma de Mallorea: se sienten subyugados por el encanto de este lugar y alquilan una casa: "Son Vent" (la casa del viento), así como una celda en la famosa Cartuja de Valldemosa; pero con la llegada del invierno la enfermedad de Chopin se agrava y llega hasta temerse por su vida. Emprenden un penoso regreso a Francia, pasando por Barcelona: al fin se instalan en Marsella, donde Chopin se mejora notablemente. Luego van a Génova y a otras partes hasta que regresan a París: aquí se instalan en departamentos separados, pero los veranos los pasan en Nohant, la finca de George. Esta época de su vida se distingue por la fecunda producción de los dos. Chopin termina su "Sonata en si bemol menor", "Los preludios", "Los tres estudios para piano", etc. Al parecer su vida fue feliz y, como se ha dicho: "George se entregaba a su pasión con un fuerte instinto maternal, y Chopin se dejaba mimar como un hijo que agradece las delicadezas de su amada".

Hacia 1847 la enfermedad de Chopin empeora y ese tilo sobreviene la ruptura definitiva con George Sand.

Esto presentó un gran quebranto para él. Para distraerse hace un viaje a Inglaterra: en Londres dio varios conciertos que entusiasmaron al auditorio y le hicieron reverdecer su popularidad. Estuvo después en Manchester y en Escocia. Mas a su regreso a Londres, su estado de salud era deplorable: los médicos le aconsejaron que se alejara de aquel clima que lo estaba matando.


En enero de 1849 regresó a París: reanuda sus lecciones de piano pero tiene que interrumpirlas. En difícil situación económica recibe anónimamente (de parte de Jane Stirling) 25,000 francos para atender sus gastos, cantidad que sólo acepta en una parte. Sintiéndose gravemente enfermo avisa a su hermana Luisa, y ésta viene con su marido, desde Polonia, para atenderlo de la tremenda tuberculosis que lo llevaba a su fin: muchos de sus amigos le prodigaban cuidados y atenciones, entre ellos la princesa Czartoriska, que lo atienderon solicitud excepcional. En el verano va a residir a Chaitlot buscando alivio, pero en el otoño regresa a París ocupando un departamento en el número 12 de la Place Vendome: allí murió el 17 de octubre de 1849, después de recibir todos los auxilios de la religión católica. Sus funerales se efectuaron el 30 de ese mismo mes en la Iglesia de la Magdalena, ejecutándose, según su deseo, el "Requiem" de Mozart. Fue inhumado en el cementerio del "Pére Lachaise" y en su tumba fue arrojado un puñado de tierra de Polonia, a la que tanto amó.

Chopin escribió más de doscientas composiciones que, con su peculiar estilo, han gozado de popularidad y renombre. Su delicada inspiración ha sido deformada en muchas ocasiones con una interpretación "amanerada y torpe" que rebaja su esencia.

0 comentarios: